28.JUN.23 | PostaPorteña 2354
Por Marcelo Marchese
Uno ve gente que sale de los supermercados cargando bidones, observa calefones al lado de los conteiner, y considera que el filtro que ha comprado no sirve para un cuerno.
Marcelo Marchese
La situación ha pasado toda medida, mientras quieren ocuparnos la cabeza con Penadés, el águila y el mono. Alguien debe darse cuenta que están activando una bomba de tiempo.
Uno va y compra el agua embotellada, que tampoco es una garantía, y usa el agua de OSE para lavar los platos y tirar de la cadena, ahora, cuando el calefón ha sido derrotado (primero empieza a gotear todo herrumbrado por dentro) no podrá reclamarle a la empresa que lo proveyó, pues con toda evidencia, el calefón fue confeccionado para calentar agua sin sal y venenos, y como tampoco va a comprar otro calefón que cante ¡flor! al mes, no le queda más remedio que bañarse a jarra, como en campaña.
Este es el famoso progreso que nos vendieron. Tirarse, en pleno invierno, agua caliente en la bañera con una jarra.
Algún despistado dirá que todo es culpa de la sequía, y dejando de lado las dudosas razones de la sequía, desde que la tecnología para hacer llover o para dejar de hacer llover es un hecho desde que hay empresas que trabajan para eso y hay normativas de la ONU con respecto a eso, conviene considerar ciertas cosas.
La primera es que el agua no se encuentra en compartimientos estancos. Todos sabemos que el agua se filtra donde quiere. De una u otra manera, el agua subterránea se comunica con el agua de la superficie, y si uno aplica una bomba succionadora en un lugar y no permite que se reponga, primero, acabará con el agua del lugar, y luego, gradualmente, con el agua más lejana a ese lugar.
Tenemos un millón doscientas mil hectáreas forestadas esencialmente con eucaliptos que, según testimonios de la gente del campo, les hacen bajar el nivel de los pozos hasta dejarlos secos.
Tenemos tres plantas de celulosa que toman toneladas de agua gratis al día para devolverla toda podrida. UPM2 consume 85 metros cúbicos de agua por segundo las 24 horas del día los 365 días del año.
Tenemos que por décadas, todo el lodo generado en la planta potabilizadora de Aguas Corrientes fue arrojada río abajo. Hay un barrial en pleno río mezclado con todos los químicos y porquerías que resultan de la potabilización. Hoy nos envían el agua que se toma río abajo, el agua que ha pasado por todo ese lodazal químico y horrendo, que es como si el lector eligiera para dar de beber a sus hijos el agua del wáter.
Tenemos que no se han protegido los humedales del Santa Lucía y que no se han adoptado políticas para cuidar ese río vital.
Tenemos que por caños rotos o por las causas que fuere, la mitad del agua que se bombea desde Aguas Corrientes no llega a las canillas de quienes pagamos el agua.
Tenemos que nadie previó nada y que una vez más, de manera deliberada, se boicotea una empresa estatal con el evidente propósito de privatizarla y entregarla al capital extranjero.
Tenemos ya cinco proyectos para hacer hidrógeno "verde" con nuestra agua, y en ocasiones, con agua de los acuíferos. Precisan veinte toneladas de agua para producir una tonelada de hidrógeno llamado verde.
Tenemos un Proyecto Neptuno que ya venía planeado desde antes de esta crisis del agua, una crisis del agua que apunta al privatizador Proyecto Neptuno.
El plan es, de tan obvio, repugnante. Nos quieren desesperar para que vendamos un agua que es nuestra, como ya ha pasado en Chile, donde la entregaron a las trasnacionales. Por ahora, podés tener tierra en Chile, pero el agua de ese tajamar, no te pertenece.
¡Vienen por nuestra agua! ¡Son las trasnacionales que tras la pandemia se han lanzado como buitres ante víctimas previamente debilitadas!
La razón de este robo es muy clara. El agua es más valiosa que el oro y el petróleo. El agua es la llave de la economía agropecuaria, y ahí no termina la cosa, el agua es la llave de toda economía, pues hasta en la minería, la producción de energía y los frigoríficos, se precisa agua, y de hecho, acaban de cerrar a la fuerza el frigorífico Canelones que daba trabajo a 600 personas. Cierran este frigorífico pues consume mucha agua, pero UPM y Montes del Plata siguen lo más campantes.
El agua no es sólo la llave de nuestra economía. El agua es la llave de nuestra vida, pues sin agua no podemos hacer nada, y de hecho, venimos de un tipo de agua que es el líquido amniótico.
Sucesivos gobiernos han planificado este desastre, y sucesivos gobiernos, desde la ley forestal, la ley de zonas francas y la ley de puertos, hasta los contratos firmados en secreto, han terminado por regalarle el agua a las trasnacionales. Todos fueron cómplices, y ahora, en el momento de la desesperación, no tenemos una salida inmediata.
Lo cierto es que compramos calefones, porque sabíamos que nos brindarían agua dulce, y lo cierto, es que las autoridades deben proveernos agua dulce y no agua salada y envenenada.
La excusa de la sequía no corre, pues hace tiempo que se les ha advertido que esto pasaría y lejos de remediar, se dedicaron a empeorar la situación. Si alguien, harto de la estafa, se niega a pagar una tarifa por un agua inmunda que sólo sirve para en forma dudosa limpiar algo ¿le van a cortar el servicio y mandarlo al clearing? ¿Las autoridades van a reponer los miles de calefones rotos? ¿Es posible que desde las autoridades se nos diga que si baja la tarifa de la OSE la gente consumirá más agua y todo será peor? ¿No se les ha ocurrido adecuar la tarifa al servicio brindado? De esa manera resultaría menos doloroso comprar bidones, pues estaríamos comprándolos con la reducción de la tarifa.
Esta propuesta es harto razonable, pero se nos ocurre otra ¿Y si le reducimos a UPM plenamente o a la mitad el agua que le regalamos? En todo caso, el bendito contrato firmado en secreto con la trasnacional nos habilita a hacerlo, pues establece causas extrañas que pueden suspender la ejecución del contrato.
Véase: "Los siguientes eventos conforman una lista no exhaustiva de Causa Extraña no Imputable, en el marco de lo dispuesto por la Cláusula 7.1: a) fuego, explosión y hechos de la naturaleza, incluyendo, sequía, inundación, perturbación atmosférica, relámpagos, tormentas, tifones, huracanes, ciclones, tornados, terremotos, tsunamis, deslizamientos, erosión del suelo, hundimientos, desastres o epidemias".
Las autoridades no pueden seguir brindándonos un agua que es una porquería y que al mismo tiempo destruye nuestros calefones. Debe adecuar el cobro al servicio prestado, y debe aplicar, al menos, con el mismo rigor a las trasnacionales, los sacrificios que le exige al pueblo.
¡Tengan cuidado señores de las autoridades! La revolución norteamericana del siglo XVIII comenzó precisamente cuando gravaron el té; el preámbulo de la revolución francesa fueron trescientas rebeliones originadas por el precio abusivo del pan; y la revolución rusa, en plena guerra criminal para dividirse el mundo, se fue gestando en las colas de abastecimiento del pan cuando a la postre te entregaban un mendrugo o no te entregaban nada.
En un año, tendremos el PLEBISCITO URUGUAY SOBERANO que eliminará el secreto en estos contratos abusivos que deberán negociarse a la vista de todo el País, pero mientras tanto, estamos muy enojados, y es tarea del buen gobierno proveer lo mejor para sus habitantes, que según la Constitución, somos el soberano. En tanto solucionan este desastre del que muchos fueron cómplices, den al menos una señal para que empujemos el País adelante.